
El estudio, que publica este mes la revista especializada Journal of Biogeography, muestra que cuanto menor es el tamaño del microbio resulta más exitosa su dispersión. Es así como microbios de 0.009 milímetros podían atravesar fácilmente el Pacífico y llegar a las costas australianas.
De este tamaño son las bacterias, amebas y numerosas esporas de hongos. Los científicos reconocen que aunque la mayoría de los microbios transportados por el viento son probablemente inofensivos, brotes de ciertas enfermedades, como la meningitis y la fiebre aftosa en la región africana de Sahel, al sur del Sahara, han sido vinculados con la llegada de microbios transportados a través del aire.
Usando como medio de transporte las partículas de polvo que se mueven por todo el planeta con la ayuda de los vientos, los microbios pueden cubrir distancias tan lejanas como la que separa a México de Australia.
La investigación también reveló que la dispersión de microbios entre los hemisferios norte y sur resulta menos probable debido a la existencia de zonas con baja ventosidad en el tramo intermedio, lo que no ocurre en las zonas océanicas.
José Luis Vázquez
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