Las aportaciones en las políticas culturales de los tres niveles de gobierno son acciones decisivas y definitorias para las nuevas generaciones, lo mismo pasa con la educación que pese a ser la verdadera herencia de los pueblos, es usada como trampolín para servir únicamente a los intereses políticos. Es un hecho irrefutable que en la última década se han incrementado las ramificaciones culturales bélicas entre los más jóvenes, que a falta de oportunidades son atraídos por el canto de las sirenas, ofreciendo dinero “fácil” y con ello una falsa salida que conduce solamente a la carrera criminal.
Desde seudosantos como Jesús Malverde, corridos exaltando nombres, acciones, lugares y hazañas en narcocorridos, series televisivas patrocinadas por la Secretaría de Seguridad Pública Federal (El Equipo) que resultó un despilfarro de recursos, pactos firmados por medios de comunicación para no informar y menos hacer apología del delito, hasta los bodrios telenoveleros como “La Reina del Sur”, son contribuciones que, a su modo, enaltecen el clima de violencia.
Por si no fuera suficiente, el alcalde de Chihuahua, Marco Adán Quezada, inauguró un campo de tiro de 65 hectáreas para que los ciudadanos aprendan a disparar un arma. El requisito para usar el stand es que las personas cuenten con permiso de portación de armas para su defensa personal y patrimonial.
Aunque el edil justifica que abrir este espacio no propicia que la gente se arme contra la inseguridad, sino que quienes ya cuenten con un arma legal la usen correctamente y sin riesgos, ¿no sería mejor contribuir con becas educativas o programas culturales? Por un momento olvidé que este grandioso personaje (Quezada Martínez) se pronunció en favor de la obligatoriedad del servicio militar para así mantener ocupados a los jóvenes que ni estudian ni trabajan (“ninis”), entonces ¿cómo llegan estos personajes que ni piensan, ni ejecutan a puestos clave? Este es un ejemplo de los ninis de la policía.
Azcapotzalco, un basurero
Una petición constante que me han hecho llegar mediante el correo electrónico, es exigir al jefe delegacional de Azcapotzalco, Enrique Vargas Anaya, junto con los diputados locales Fernando Cuéllar, Alejandro Carbajal (ex delegado) y Jorge Palacios, quienes por cierto aspiran a ese cargo de elección, pongan atención sobre la recolección de residuos sólidos que ahogan a la demarcación, ya que cada día son más evidentes los basureros en las calles posteriores al mercado principal, el cual está ubicado a menos de cien metros de donde despacha Vargas Anaya.
Es cierto, estimado lector, que en el asunto de mantener la casa limpia todos somos responsables y a cada uno nos toca una parte. Lo cierto es que después de la suspensión de la construcción del denominado Foro Estadio y el regreso de los terrenos al ámbito de lo público, la imagen del PRD en la región se sigue deteriorando, así que antes de poner la mira en otro puesto de la administración pública, hay que cumplir con los compromisos adquiridos y que continúan en el tintero. ¿No lo cree así, señor delegado?
Escríbeme a suartu@gmail.com y sígueme en Twitter en @arturosuarez
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