Tenacidad y compromiso con sus proyectos es lo que muestra la escritora de Verdes querencias, Maribel Cámara, dijo la Secretaria de Cultura del Gobierno del Distrito Federal, Elena Cepeda de León durante la presentación de dicha publicación en el auditorio de la librería Rosario Castellanos del Fondo de Cultura Económica.
En compañía de personalidades como el Gobernador del Estado del Tabasco, Andrés Granier; la directora del Instituto de Cultura del Gobierno de Tabasco, Norma Cárdenas; la editora del libro, Lucía Segovia, el escritor y doctor en letras Iberoamericanas Alejandro González Acosta y la cineastas Rosa Martha Fernández, la titular de Cultura local destacó que lo que más sorprende y conquista de Tabasco es tanta agua y tanta vegetación, sobre todo en escenarios maravillosos como Balancán, el cual describe a la perfección en el libro la escritora.
En su oportunidad la editora Lucía Segovia, dijo que un libro cobra vida con la lectura, por lo que trató de contagiar el gusto por leer entre los asistentes, que abarrotaron el Cine Lido de la librería Rosario Castellanos. Y les comentó que es un libro con toda la esencia de las narraciones de ficción basadas en recuerdos, “pues los recuerdos son imagen tras imagen que hemos vivido, y la memoria nos lleva a la ficción, por ello Maribel narra su infancia y la recrea con su memoria y construye un maravilloso libro”.
Añadió que con el uso de sus recuerdos, en sus páginas Maribel Cámara usa sus cinco sentidos y habla de los colores de la selva, de la sensación húmeda y caliente, de la suavidad del agua, la dureza del sol, de toda la vida ruidosa fuera del pueblo y de la comida, a través del personaje principal que es Amazonia, protagonista que es el personaje de la autoficción que recrea la escritora.
Norma Cárdenas dijo que éste es un libro en el que podemos reconocernos todos, donde volvemos a aquellos tiempos en los que en Tabasco todos se conocían, donde los desayunos, las comidas y las cenas eran de reyes, donde el escenario Balancán se vuelve un lugar entrañable gracias a los recuerdos de Maribel Cámara que narra anécdotas de estas tierras, episodios conocidos que describe en 129 páginas.
Alejandro González Acosta describió el texto como un obsequio lleno de presencias y fantasmas amistosos que denotan el amor de la escritora por su tierra natal. “Todos los libros de alguna manera son libros de autoayuda, pues nos liberan de la bestia que a veces duerme dentro de nosotros, y Verdes querencias lo es para quienes se decidan a sumergirse en la profundidad de las aguas cristalinas, la orquesta de fragancias y sabores que tanto evoca la autora”.
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