En México existen alrededor de 128 mil mexicanos con insuficiencia renal crónica, enfermedad irreversible de ambos riñones en la que el organismo pierde la capacidad de filtrar las sustancias tóxicas de la sangre y la persona requiere tratamiento de sustitución de la función renal para conservar la vida, ya sea diálisis peritoneal, hemodiálisis o trasplante.
Así lo advierte la fundación mexicana del riñón al precisar que este padecimiento consiste en daños a ambos riñones, órganos encargados de filtrar las sustancias tóxicas para expulsarlas a través de la orina, si éstos no funcionan correctamente, pues el cuerpo se envenena.
Este padecimiento afecta a personas de todas las edades, desde niños hasta personas de la tercera edad, convirtiéndose ya en un problema de salud pública, pues es la tercera causa de muerte hospitalaria en el país.
La alta mortalidad de la insuficiencia renal se debe a que es una enfermedad “silenciosa”, pues los síntomas no son evidentes y, por ende, no se diagnostica oportunamente. Sus principales causas se originan en enfermedades comunes como diabetes mellitus, hipertensión y nefritis, entre otras.
Además, este padecimiento es considerado dentro de las causas de gastos catastróficos, pues los medicamentos para tratarla son caros, además las personas en etapa avanzada requieren de hemodiálisis y trasplantes.
A esto se agrega el hecho de que puede desarrollarse la anemia renal antes de que la enfermedad renal crónica avance a etapas terminales.
Es por lo anterior que los especialistas se pronuncian por atender anticipadamente la anemia renal, pues esto conlleva beneficios como reducir el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, minimizar las hospitalizaciones, costos en del tratamiento y también disminuir la mortalidad de los pacientes.
La anemia por insuficiencia o enfermedad renal crónica (anemia renal) altera la distribución y utilización del oxígeno por los tejidos y órganos de todo el cuerpo, lo que provoca efectos sobre la calidad de vida y el bienestar general.
La prioridad de tratar la anemia renal se centra en corregir el desequilibrio que la produjo, es decir, buscar la sustitución de la eritropoyetina que el riñón ha dejado de producir a través de un fármaco y así poder mejorar la condición de manera significativa a la salud general de los pacientes con enfermedad renal comentó el doctor benjamín Gómez navarro, especialista en nefrología.
El objetivo del tratamiento es incrementar las concentraciones de hemoglobina (Hg) hasta los valores recomendados para pacientes con enfermedad renal, los cuales varían según el sexo y la edad pero van de 11 a 12 gramos por decilitro, por lo que se requiere administrar agentes estimulantes de la eritropoyesis, siempre que los niveles de hemoglobina sean inferiores a estos valores6.
En este sentido el doctor Gómez Navarro, comentó “metoxi-polietilenglicol eritropoyetina beta estimula la producción de glóbulos rojos y aumenta el nivel de hemoglobina en sangre, al interactuar con el receptor de eritropoyetina de las células progenitoras medulares produciendo su activación continua la cual se administra una vez al mes, lo que significa que el paciente no visitará tan frecuentemente el hospital y tendrá un óptimo control”.
La insuficiencia renal se clasifica en diferentes etapas que van del 1 al 5, lo cual se basa en los valores de creatinina o de la velocidad de filtración glomerular. La anemia renal se presenta desde principios de la etapa 1 (poco común) de la IRC, y se va agravando a medida que disminuye la función renal hasta llegar a la etapa 5, donde el 92% de los pacientes la presentan. Las afecciones del riñón, principalmente la IRC, representan 0.7% de la atención del seguro social en Jalisco, y se llevan 20% del gasto anual. Más aún, el instituto mexicano del seguro social (IMSS) en Jalisco atiende actualmente a 3 mil pacientes por insuficiencia renal crónica que requieren someterse a tratamientos como diálisis y hemodiálisis, antes de pensar en un trasplante y sin duda presentarán anemia renal.
Yamel Viloria Tavera
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