
Informaciones recibidas desde las sondas Voyager sugieren que los límites externos del sistema solar son como una zona de turbulencias llena de burbujas magnéticas, señala un estudio divulgado en la revista Astrophysics.
Las burbujas se forman cuando las líneas curvas del campo magnético se reorganizan, explicaron los astrónomos tras analizar los datos obtenidos desde los confines del sol.
En la medida en que el sol gira sobre sí mismo, su campo magnético se arruga como la falda de una bailarina. Muy lejos de él, donde se encuentran las dos sondas Voyager, los pliegos de la falda se enrollan, explicó Merav Opher, de la Universidad de Boston, y uno de los autores del informe.
Los investigadores señalan que esta evaluación del fenómeno tiene implicaciones a la hora de entender los rayos cósmicos, tema fundamental en la astronomía.
Estos rayos forman parte de una tormenta de partículas de alta concentración de energía que se aceleran en dirección a la Tierra a consecuencia de la explosión de estrellas, de la presencia de agujeros negros o de otros lugares exóticos de la galaxia.
Las sondas Voyager fueron lanzadas al espacio en 1977 y ahora se encuentran a más de 14 mil millones de kilómetros de la Tierra, por lo que se han convertido en los instrumentos artificiales más lejanos jamás enviados por el hombre.
Washington
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