lunes, 3 de enero de 2011

Buenos deseos con malos resultados

Buenos deseos con malos resultados: "

Editorial


Inicia 20011, con muchos buenos deseos en todos los mexicanos, esperanzados en que ahora sí se den los cambios necesarios para lograr el crecimiento anhelado, la paz social tan esperada y que por fin los ungidos por el voto popular antepongan los intereses de la nación ante cualquier otro interés personal, de grupo o partidos.


Sin embargo los buenos deseos son opacados sin más por los resultados; en materia económica 2010 cerró con un déficit fiscal de 225 mil 42 millones de pesos, según reportó la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en su informe del mes de diciembre, lo que indudablemente influye en el incremento a los contribuyentes del pago de derechos, obligaciones, bienes y servicios.


En educación el cierre de 2010 deja números negativos con una descarada opacidad y corrupción, en donde, con el cambio de encargo, la rendición de cuentas se quedó en el IFAI y se fue al olvido, con más de 11 mil mdp perdidos y un daño patrimonial a la SEP Federal por más de 6 mil mdp, la complacencia a la trampa y los cochupos y el fomento a los negocios de funcionarios allegados al secretario en turno.


En materia agrícola, la pérdida de autonomía alimentaria. En energía, el otorgamiento de concesiones a empresas particulares para la generación de energía.


En materia de seguridad el cierre de año deja aún mucho más que desear, la ineficiencia en los servidores públicos designados por el Ejecutivo Federal, quienes ni siquiera pudieron ponerse de acuerdo en la definición de “seguridad” no pudieron pasar de los buenos deseos y se quedaron atorados en las buenas intenciones.


Plantearon un Mando Unico estatal y ni siquiera saben hasta este momento, después de cuatro años de lucha contra la delincuencia organizada, cómo van a operar estos mandos únicos, de quién dependerán, cuánto va a costar y de dónde se obtendrá el presupuesto para sostenerlo.


Es una vergüenza que en las secretarías encargadas de la seguridad nacional, los titulares se preocupen más por los chismes que se generan entre secretarias y allegados, que por la elaboración de planes, tácticas y estrategias sustentadas en estudios adecuados para la prevención y ataque de este flagelo, el que se preocupen más por el color del partido al que se le asignará el presupuesto que por el índice delictivo que lo aqueja.


Los buenos deseos y las buenas intenciones se quedan en eso, cuando no hay una visión clara sobre los problemas que se deben atacar, cundo los hombres y mujeres designados para cubrir los puestos arriban por amiguismo y no de acuerdo con los perfiles requeridos para el puesto, cuando ni siquiera se sabe cuál es el perfil requerido y cuando en un afán de mantener el puesto se designa a personas lisonjeras que sólo saben adular y tienen a flor de boca el “sí señor, cuán sabio es usted”, “al ser nombrado en el puesto, por obra y gracia del jefe mayor usted ha adquirido la sabiduría y experiencia infinita que le permite omnipotentemente decidir magnánimamente sobre el designio de tan simples mortales”.


Los gobiernos, tanto a nivel federal, estatal y municipal, se quedarán en buenos deseos y seguirán dando malos resultados en tanto no tomen conciencia de que el bien general es el bien de las personas, y que los éxitos sólo se miden por los resultados.

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