lunes, 12 de septiembre de 2011

Poeta de la radio

Poeta de la radio:


lMi querido amigo ¡Siéntate! Pero esta vez sin chistar y escucha
Ojalá y la política fuera como la vida y no empeñarnos en hacer de la vida un reflejo deforme de la política. “La verdad os hará libres”, versa el lema de la Universidad de Guanajuato sacado del Nuevo Testamento; pero muchas veces “La verdad no peca, pero incomoda” y más valdría mejor permanecer dormidos en el silencio de la discreción.


En la historia universal se han quedado como testimonio y ejemplo -algunos a no seguir- hechos en donde las circunstancias de un evento se fincan en la necesidad de ejercer el natural derecho que tiene el ser humano de decir con plenitud lo que piense en el ejercicio de su libertad de expresión; porque “La verdad es el único camino que nos lleva a la libertad”; pero que pasa cuando te enfrentas a la sociedad con esa libertad como tu escudo y te lanzas al frente esgrimiendo tus argumentos como espada que cercena al enemigo, sabiendo incluso que caerás herido dejándote en el alma lacrada la huella de la verdad absoluta que no puedes manejar porque no sabes distinguir su esencia.


Manejar la verdad es algo muy delicado y nada sencillo porque, para empezar, todos tenemos una verdad oculta, que no queremos ni podemos ni debemos exponer porque las consecuencias de su manifestación serían nefastas para la rutina de la vida y lo que trae consigo es una revolución, sea a nivel personal o social.


Toda expresión humana sea ésta de naturaleza corporal, hablada o escrita, conlleva tres connotaciones:
Yo te digo directamente “cállate” te estoy diciendo eso precisamente, “quiero que estés calladito” ¿Qué te quiero decir? “Si no te callas yo tampoco y a ninguno de los dos nos conviene”.


Pero como a toda acción corresponde una reacción de la misma intensidad; pero en sentido contrario, a ti te correspondía codificar e interpretar mi mensaje, y allí radica el problema, porque lo captaste equivocadamente al no intuir adecuadamente mis intenciones ¡Por no preguntar! y al malinterpretarlo tergiversaste la esencia de mis verdaderas intenciones: Recibiste mi mensaje: ¿Qué me dice? Que me calle ¿Qué me está diciendo? Que después me explica sus razones ¿Qué me quiere decir? Que si no me callo me atenga a las consecuencias de mi imprudencia.


Ya para qué pregunto ¿Por qué miente la gente? ¿Por qué mentimos todos? ¿Por qué no conformarnos a decir la verdad? ¡Si lo que más deseamos como seres humanos es tener libertad! La libertad de ser sobre todas las cosas, contra toda la gente y a pesar de uno mismo.


Hasta aquí fuimos juntos, andarás tu camino en tanto sigo el mío sin contar con tu apoyo ni tú con mi consejo. Y no obstante yo te pida que sigas en el empeño de fiel a tu causa y que nunca tengamos por qué ser enemigos, espero que todo esto que te he dejado escrito pueda serte más útil en tu vida futura que los golpes que en tu vida pasada te ha dejado el empeño de ser fiel a ti mismo.



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