Arturo Suárez Ramírez
Antes que nada es grato poder felicitar a los lectores por el año 2011 que recién comienza, siempre que termina un ciclo y con el fin de año como el 2010, por cierto difícil en lo político, económico, social y, sobre todo, por la inseguridad vivida a lo largo y ancho del territorio nacional; renace la esperanza del devenir (lo que ha de llegar), tomado como un punto de partida que en algunos casos se utiliza para el “el borrón y cuenta nueva”, o simplemente para realizar una larga lista de difíciles “propósitos” (de todo tipo) que se van disolviendo en el aire a medida que pasan los días, las semanas y los 12 meses, que se convierte en un circulo vicioso o virtuoso para los optimistas.
En este tiempo de renovación, la que no ve la suya es la presidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Beatriz Paredes, a quien le han impugnado a la elección de la dirigencia y quedará en manos de Humberto Moreira y por fuerza una compañera que busca a toda costa acomodarla, Paredes ve cómo la unión entre las diferentes corrientes del partido es para cerrarle el paso en sus aspiraciones presidenciales, las cuales se ven cortadas, inclusive por los viejos dinosaurios a los cuales ya los reclama la tierra y el sepulcro político para dar paso a nuevas ideas, pero si el “nuevo PRI” lo representa el “dipuhooligan”, Cristian Vargas, de la ALDF, entonces no hay para dónde hacerse, o esa es ¡la herencia!
Este año representa el preámbulo de un “cambio” de nueva cuenta, comenzando por la parte de las elecciones que se celebrarán en el Estado de México entidad gobernada por el personaje más popular y mejor posicionado de la “caballada” rumbo a la Presidencia de la República, esto significa que las baterías de los partidos lo convertirán en blanco de diferentes ataques en la entidad mexiquense, a quien Andrés Manuel López Obrador ha llamado “títere de la mafia”, sin embargo lo que comenzaremos a ver en los próximos días será una guerra de descalificaciones, donde saldrán a relucir los grandes errores de Peña Nieto. El primero; el caso de la muerte de la niña Paulette, donde nunca pudo pronunciarse y le ganó la incapacidad representada en su entonces procurador de Justicia, Alberto Bazbaz, quien contó una película hollywoodense solapado y sostenido desde el poder.
El segundo, negar la creciente delincuencia en la entidad, la cual se ha convertido en una de las más peligrosas del país y un lastre para los discursos políticos del gobernador, por ejemplo, vanagloriarse de haber detenido en esta geografía a los delincuentes más buscados durante el año pasado, lo que significa que operaban en el lugar, sumándole la corrupción ancestral priísta (por más que Beatriz Paredes quiera vender la idea de un nuevo PRI) en diferentes presidencias municipales, en donde no ha podido poner orden o los cacicazgos escapan a su mano.
Dos casos, el municipio de Tlalnepantla, dirigido por Arturo Ugalde, envuelto en escándalos de corrupción por su asignación de bonos y su gran salario de más de medio millón de pesos al mes. En Ecatepec no se cantan mal las rancheras, el eterno Eruviel Avila, acusado de “corrupto y mentiroso” hay quien lo da como “el delfín” de Peña, dos muestras de que la incapacidad y corrupción también levantan la mano para la candidatura estatal. Lo que esperaría uno dentro de la política nacional del PRI es sentido común y certidumbre, mientras, la pregunta sigue: Y… ¿mañana qué? Escríbeme tus cometarios a suartu@gmail.com
lunes, 10 de enero de 2011
¿La herencia... del PRI?
¿La herencia... del PRI?: "
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