lunes, 29 de agosto de 2011

La ira se extiende entre los partidarios de Gadhafi en Trípoli

La ira se extiende entre los partidarios de Gadhafi en Trípoli:


En una zona de Trípoli conocida por su lealtad a Muammar Gadhafi, dos hombres muestran su ira por la caída del líder libio, insultando a los medios de comunicación y llamando mentirosos, traidores y espías a los periodistas.
Las decenas de miles de libios jubilosos que saludaron a los rebeldes en su marcha hacia la capital han atraído la mayor parte de la atención mediática, pero hay personas en la ciudad entre las cuales la sensación predominante es de ira por el éxito del levantamiento contra Gadhafi, que llevaba 42 años en el poder.
"Ustedes, medios, no cuentan la verdad, son todos traidores, espías", grita un taxista con la cara desfigurada por la cólera y sin importarle que cerca hubiera rebeldes armados y entusiastas.
"Han vendido nuestro país", grita otro hombre que se le une, antes de que un ruido ensordecedor llevara a los comerciantes de una calle concurrida a agacharse y dar un respingo.
"Mirad esto", grita el taxista, señalando a un joven rebelde al otro lado de la calle que había disparado una ametralladora antiaérea al aire. "A esto ha llegado nuestro país", agregó.
Por la calle todavía resuenan los disparos, la mayoría muestras de alegría por parte de los rebeldes, pero al parecer, hay algunas señales de enfrentamientos entre ellos y los seguidores de Gadhafi.
En el barrio de Batata, un tendero lleva a este periodista a una esquina de la tienda, lejos de los clientes.
"Gadhafi nos dio la mejor de las vidas. Vivíamos bien, podíamos ir donde quisiéramos. Ahora no podemos salir. Tengo amigos en el ejército de Gadhafi, y nunca se rendirán", dice el empleado de 20 años.
"Sólo dios, Mahoma y Muammar", añadió, repitiendo un conocido lema pro Gadhafi que los rebeldes han estado borrando y tapando con sus propias pintadas en los últimos días.
El apoyo del empleado está más matizado.
"Antes, arrogante o no, con Gadhafi no había muertes en las calles, no había armas. Ahora, después de la revolución, hay muertes, miedo. Ojalá estuviera aún aquí", indicó.
"Hay más partidarios de Gadhafi que rebeldes aquí, pero no pueden actuar ahora mismo ya que no sabemos cuál va a ser el futuro. Están esperando a que Gadhafi vuelva", agregó.
Se desconoce cuál es el paradero del antiguo hombre fuerte del país y el de su hijo y aparente heredero, Saif al-Islam, y los dirigentes rebeldes han ofrecido una recompensa de un millón de dólares por su captura.

CAZA DE PARTIDARIOS DE GADHAFI

El levantamiento contra el mandato autoritario de Gadhafi comenzó en el este del país, una zona que tenía abandonada y en la que intentó aplastar la revuelta con tanques y cazabombarderos. Gadhafi cuidó más su ciudad natal, Sirte, y la capital, donde muchos se beneficiaron de su generosidad.
Sirte todavía no está bajo control rebelde, y aún hay bolsas de resistencia en varias zonas más de Libia.
Jóvenes rebeldes armados, muchos procedentes de zonas pobres del país, controlan ahora Trípoli. Muchos de los que llevan son poco más que adolescentes.
En el barrio de Abu Salim, un conocido bastión de Gadhafi en Trípoli cerca de su antigua fortaleza, el complejo de Bab al-Azizya, dos jóvenes van por las calles en un coche, deseosos de unirse a los rebeldes, pidiendo armas y ofreciéndose para un puesto de control con el que buscar a simpatizantes de Gadhafi.
Pocos partidarios del antiguo régimen se atreven a decirlo abiertamente, y en la capital el ambiente es de sospecha y tensión. Muchos culpan de los ataques sobre los rebeldes a "una quinta columna" de simpatizantes secretos de Gadhafi.
Un hombre, el funcionario de 40 años Habib Ghabri, dice a los jóvenes que buscan armas que antes deberían pedir permiso oficial, lo que acaba haciendo que se marchen.
"Queremos que tanto la oposición como los rebeldes entreguen sus armas.
¿Por qué deberían llevar armas los ciudadanos ahora que Gadhafi se ha ido?", pregunta.
Ghabri afirma que planea ir de casa en casa y pedir a la gente que entregue sus armas, dentro de un plan elaborado con las autoridades locales, pero el día anterior solo había conseguido recoger dos rondas de mortero.
"Hay muchos simpatizantes de Gadhafi aquí, pero cuando los rebeldes vinieron no los denunciamos. Son nuestros hermanos, nuestros vecinos", afirma. "Si no tiene un arma y apoya a Gadhafi, ¿qué más da? He estado viviendo con ellos durante años", añadió.

CASAS VACÍAS

Las autoridades provisionales han pedido a sus combatientes que eviten las venganzas, y en varios mensajes de texto dirigidos a móviles libios piden a sus compatriotas que traten a los simpatizantes de Gadhafi con humanidad. Además, han ofrecido una amnistía a aquellos que entreguen sus armas.
Muchos de los simpatizantes más conocidos del régimen han huido. Algunas de sus casas están ahora vacías, saqueadas.
En una de ellas, una pintada dice: "Propiedad del pueblo, no del arrogante".
En otra, unos niños con una barra de metal destrozan los muebles, rompen las puertas y arrancan carteles de Gadhafi. Documentos de identidad en la casa muestran que el dueño era un antiguo oficial.
Un habitante de Abu Salim muestra su antipatía hacia los rebeldes y asegura que no cree que los partidarios de Gadhafi piensen que merece la pena dejar la lucha.
"Con Gadhafi no había problemas. Había seguridad. No hemos visto nada de los rebeldes. No tienen planificación. Mira lo que está pasando. No hay luz, ni agua", dice Adel Farhati, de 37 años, refiriéndose a los cortes de agua y luz.
"Los rebeldes no van a dar nada a los simpatizantes de Gadhafi. Son demasiado conocidos, así que seguirán combatiendo", agregó.

Trípoli

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